30/8/11

Perdida por un Sueño olvidado


Eras imposible, un adonis personal inalcanzable. Tonta de mí, cada vez que te veía temblaba, las incoherencias inundaban mi cabeza, sonrisitas tontas se me escapaban y solo quería quedarme mirándote por horas... Bueno, para serte sincera quería hacer más cosas que solo mirar, pero no se lo digas a nadie. Al tiempo de conocerte empecé a soñar con voz, a imaginarme cada caricia, beso y palabra que habría entre los dos. Tejí una fantasía ideal, donde me veías un buen día y te enamorabas; si, las mujeres siempre pensamos en el amor; y después hacías todo lo posible por alcanzarme.
Tonta de mí, un buen día desapareciste sin que ninguna fantasía soñada se hubiera cumplido, paso el tiempo, pasaron experiencias, pasaron parejas. Simplemente pasaste al olvido, fuiste una fantasía más en un mar de fantasías. Olvide tu nombre, tus ojos, el tono de tu voz. Simplemente te olvide y seguí con mi vida. Y un buen día te volví a encontrar.
-- Hola ¿como estas? ¿Te acordes de mi?


Me encontré con unos ojos que me resultaban familiares. Tenía el pelo igual que siempre y el tono de voz que me parecía conocer. Yo sabía que lo conocía pero no me acordaba de él. ¿Quien es? ¿De dónde lo conozco? Un foco se encendió en mi memoria y de repente recordé todo lo que soñaba en aquel tiempo.

Entre charla y charla, café y café, se nos fue la tarde. La amiga que esperaba jamás apareció y el no tenía nada para hacer. Nos pusimos al tanto, nos contamos lo que antes nos pasaba. Terminamos en un departamento casi vacío, el se acababa de mudar.  Solo un colchón, una silla y unas cuantas cajas adornaban el lugar.
--disculpa, no hay luz todavía, prendo un par de velas así podemos ver.
Así a la luz de las velas el lugar se trasformo en un refugio donde todo podía suceder. Descorchamos un buen vino y, a falta de copas, bebimos directamente de la botella. Entre trago y trago fuimos confesándonos, y me contestaste que fantaseabas con desnudarme. El desafío en tus ojos al decirlo me incito a besarte, me incline y con un beso suave toque tus labios. Me atrapaste en un abrazo de hierro, el beso de dulce paso a salvaje. Fueron muchos, el vino olvidado, de él solo quedaba su sabor en tu boca; la luz de las velas opacada por la pasión del momento; y la distancia de los años fue salvada en el instante en el que te bese.
Entonces lograste lo que querías. Poco a poco el sonido del roce de las telas al caer al piso, fue lo único que se oye. El aliento contenido con expectativa, la piel erizada por la cercanía del otro, tu aroma inconfundible. Los sentidos los tenemos a flor de piel, pero solo receptivos a lo que el otro respecta. El mundo detenido en un departamento con un colchón y luz de velas. Cuando ya no quedan prendas por quitar con un manto de pasión nos cubrimos. Piel con piel nos conocemos, nos amamos, nos completamos.
Increíble y perfecto tenerte en mis brazos, contenerte en la cuna de mis piernas y saborearte entero. Tiemblo al pensar en no volver a verte ni a estar juntos. Pese a todo se que algo no está en su sitio.
Después del amor me duermo entre tus bazos, la calidez de tu piel me calma y casi no escucho tus palabras cuando me dicen al oído.
--Doy gracias amor por haberte conocido, siempre te quise, siempre, no lo olvides. Me voy, pero me quedo en tus sueños, espérame aquí todas las noches, a la luz de las velas vendré a amarte...
***
Es de mañana ya, el sol entra a raudales por un gran ventanal frente a la ventana. No te encuentro por ningún lado y solo después de buscarte encuentro tu carta. 
"Todo esto te lo dejo a ti,
No me olvides"
Desesperada por encontrarte voy hasta la casa de tus padres. Aquella casa que me describiste como un hogar cuidado y hermoso, está hoy en día medio en ruinas, con un jardín lleno de malezas y la pintura de las paredes desconchándose. Una mujer desarreglada me atiende y reconozco tus ojos en ella. 
Luego de una larga charla  vuelvo al departamento desconsolada. Tu madre me ha dicho que has muerto. Que sucedió hace años, por aquella época en la que yo te deje de ver. Me contó que habías estado enamorado de mí, me mostro retratos míos que vos dibujaste, palabras que me escribiste. Me mostró todo y me lo dio. Le conté del departamento y me dijo que no lo conocía, pero que hace unos meses recibió un sobre con mi nombre, junto a instrucciones de que me lo entregue en mano cuando yo apareciera.  Es una buena mujer, destrozada por la pérdida de su único hijo y que se aferro a mí, aquella que él había amado en secreto. Prometo volver en la semana a verla y regreso al departamento con mi nuevo tesoro.
El sobre tiene la escritura y una carta que me pide que no tenga miedo, que el amor todo lo puede, incluso vencer a la muerte. Asustada dejo todo en el piso y rápido trato de irme. No puedo, tu sombra llena el marco de la puerta, tu mirada grave me llega al alma y tiemblo. 
Este vivo, está vivo, está vivo
--No, no estoy vivo, no simule mi muerte, simplemente volví. Vivo en la noche, vivo de los vivos. Trate de alejarme de vos pero no puedo. Pensar en perderte de nuevo me ahoga, siento que moriría de nuevo. 
Irónicamente le creo, yo también volvería por él, yo también moriría si me faltase de vuelta. Entonces me entrego.
Esta vez no me envuelve el ardor de la pasión, me envuelve el frió, poco a poco se cuela en mis huesos, mata una a una mis células y lo siento. Ahogada en el frió mortal lo miro y pido ayuda en silencio. Despacio me besa, despacio absorbe el poco calor que me queda. La oscuridad me traga y caigo en el letargo de la muerte. 
 ***
Despierto, otra vez soné con el hombre de mis sueños, fue más bien una pesadilla, pero bueno, todos tenemos nuestras malas noches.  Un baño siempre viene bien, el vapor de la ducha nubla el espejo y quita el frió de mi piel, que mala sensación me dejo el sueño el frió sigue calando mis huesos. Cuando salgo de la ducha preparo algo para comer, termino haciéndolo por costumbre porque no toco bocado, pese a que mi estomago ruge. Y finalmente seco mi pelo y  voy a peinarme frente al espejo. Ojos rojos me devuelven la mirada, piel casi blanca, dientes afilados en mi boca. Mi cara de asombro y espato me devuelve la mirada. La locura hecha carne me tira hacia su abismo. Y, repente, una risa profunda que yo bien conocida interrumpe mi examen. 
--Bienvenida amada, te dije que de vuelta no te perdería. Bienvenida compañera, te espera una larga, larga vida.

Flor Nicola

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